domingo, 22 de abril de 2012



Lo besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Lo bese tantas veces mas allá de sus labios.
Y el acercando sus labios a mi oído, susurrándome lo mucho que me deseaba.
Su lengua es pincel que dibuja sobre mi lienzo las esquinas eróticas que encuentra a su paso.
El cuerpo incendio vivo que ha de quemar su cuerpo.
Sonríe, me besa, me muerde.
mordiscos que pretenden arrancar un trozo del alma del otro. 
Y que locura que sus manos no puedan estar quietas.
Olor a cuerpos desnudos y a deseo.
Que te tenga a un centímetro y quiera que te acerques mas.
Sudor en nuestros cuerpos como una lluvia torrencial.
Me aprendí cada lugar de su cuerpo para dibujarlo en mi mente.
Su rostro, esos ojos que me encantan.
Sus brazos, su pecho, su abdomen, mas allá... donde el sol no se refleja a menudo.
Y tantos lunares que perdí la cuenta y empece otra vez.
Las cosas que puede provocar una camisa.
Decías cosas bellas y perversas. 
hablando bajito para no perder la esencia de la intimidad.


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