viernes, 5 de octubre de 2012

Memorias.


Hoy mis ojos se encontraron con tu mirada profunda en una foto vieja. Me senté en el sillón del frente mientras que la brisa me traía en un suave susurro nuestras melodías, me traía, tu voz. Una sonrisa se poso entre mis labios al recordarte esta tarde amor. El viejo corretear de nuestras ilusiones por lugares inhóspitos, pero siempre a salvo o al menos para mi. Las pasiones acogidas entre ráfagas de suspiros en lugares oscuros, que lamentablemente ya han muerto. Yo creo que te amaba cuando eras un poeta y tu aliento encendía mi cuerpo. Corrías tras mi sombra desafiando las lunas y los amaneceres. Apenas un poeta tibio de noches disponibles con las manos vacías y  loco, desbordante de versos engañosos. Entonces yo te amaba y tu a mi, y allí el ultimo lienzo de ambos porque no hay necesidad de contarle a mi memoria la parte triste, mucho menos pintársela con nitidez. Te revivo a veces y me pone nostálgica el saber que esa versión de ti ya no existe, pero mi alma en paz se consuela sabiendo que, cuando entonces, fuiste mio. Deseo un día  encontrarte por la calle y sentarnos para hablar de las cosas pequeñas de la vida, de cuando salíamos a recorrer juntos la ciudad y de esa vez que nos echamos en el pasto a mirar como el atardecer nos iba rodeando. Quizás nunca ocurra pero tampoco importa mucho. Yo seguiré viviendo como si nada. Hasta que llegue el próximo amor y yo olvide tu recuerdo. 

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